05/07/2016 | 200 años de agro

Cinco anécdotas del suelo argentino

Desde la colonia, pasando por la independencia, hasta la etapa de inmigración "gringa", historias poco conocidas de nuestro agro.
Primera colonia agrícola

Fue creada en junio de 1527 en el Fuerte de Sancti Spiritu por Sebastián Caboto, en la confluencia del río Carcarañá y Coronda, actual Santa Fe. En la primavera de ese año se iniciaron las siembras que se repitieron hasta 1529. A uno de los tripulantes de Caboto se le atribuye una de las primeras misivas literarias del interior argentino. El marinero se llamaba Luís Ramírez y en el registro epistolar que legaría, además de contar peripecias de viaje, costumbres de los indígenas y haber encontrado tripulantes perdidos de la antigua expedición de Solís, aseguraba que la riqueza de la tierra permitía sembrar trigo dos veces al año. Esta es una de las razones por las que se cree que este cultivo en argentino se remonta a aquel fuerte pampeano.

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El Molino Flamenco


En el "Libro Capitular del Virreinato" figura la presencia de inmigrantes holandeses que al llegar a Buenos Aires visitaron una precaria molienda traccionada por mulas. Al ver la oportunidad decidieron construir un molino al estilo de la época en su país. La nueva instalación "a viento" comenzó a funcionar a comienzos del 1600 pero discontinuó en 1607 por faltante de trigo. Cuando los flamencos quisieron volver a sus tierras con el dinero obtenido, las autoridades del virreinato consideraron que la partida de los técnicos europeos era una perdida demasiado importante para la ciudad: fueron oficialmente detenidos.

San Martín, chacarero mendocino

El paso del libertador por Mendoza quedó guardado en su corazón. Por eso el 12 de octubre de 1816 le escribió a intendente de Cuyo, Coronel Toribio Luzuriaga pidiéndole 50 cuadras de campo en Los Barriales, a 48 kilómetros al sudeste de la ciudad de Mendoza. Se accedió al pedido y se le otorgaron 200 cuadras más a su hija Mercedita. Expediciones a Perú impidieron el afincamiento definitivo de Don José en la zona no obstante lograron florecer viñedos, huertas y se proyectó un molino harinero. En 1824 el máximo héroe debió dejar el lugar casi definitivamente y en 1850 falleció. Luego de pasar por varias manos, la chacra fue definitivamente declarada monumento histórico en 1941.


Sarmiento trae el eucalyptus


El Museo Histórico Sarmiento guarda en su archivo los documentos que atestiguan la introducción de este árbol. Esas semillas procedentes de Australia fueron entregadas al botánico Carlos Vereeck, jardinero científico a cargo del recién creado (y entonces todavía no inaugurado) Parque Tres de Febrero. El botánico tuvo la tarea de aclimatar las plantas al clima de Palermo. Los eucalyptus no fueron un capricho pueril del sanjuanino sino una herramienta de modificación. En 1883 Sarmiento le escribía a Lucio Vicente López: "El eucalipto es el árbol de Buenos Aires, el marido de la pampa. Sueño en espíritu cuando el eucaliptus vaya acabando con ella al punto de que el lector futuro del Facundo no pueda saber dónde era la escena descripta".

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Las trillas con tropillas de yegua:
un espectáculo del pasado


Durante la colonia la operación de separar grano y paja no podía ser hecha de manera mecánica. Sin embargo, en los pagos del plata se encontró una forma particular: Los dueños de tropillas de yeguarizos recorrían los campos encerrando a los animales en el terreno donde se alojaba la parva. Los animales debían girar sobre esta y los peones con horquillas agregaban más material para pisar. Al día siguiente se limpiaba el terreno separando el grano. La trilla con yeguas fue uno de los espectáculos que más sorprendió a los visitantes extranjeros de la época al punto de ser retratadas por Alejandro Gillespie, uno de los cronistas más importantes de las Invasiones Inglesas.







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