ADN AgriculturaAR

Analía Marino

Un recorrido por la vida y la tarea de personas que trabajan en la Comunidad y se desempeñan en todo el país

“Si no fuese en equipo, el Programa Prolana no podría funcionar”. Lo dice Analía Marino, que hace 16 años trabaja en el área, pero que, cuando llegó, pensaba que era solo por un tiempo que estaría en la Secretaría.

“Yo siempre me dediqué a las certificaciones de calidad ISO 9000. Me llamaron porque el Programa estaba por recibir la certificación, pero necesitaban un auditor y alguien que implemente el sistema”, explica. Analía en ese momento tenía otros trabajos como ingeniera industrial. “Pero me fui enamorando y me quedé”, recuerda.

Además, cuenta que aprendió muchísimo, más allá de su carrera de grado. “Yo sólo sabía llevar adelante un sistema de gestión de calidad, que al final lo volqué al campo”, pero sobre esta actividad en la universidad no le dieron demasiadas herramientas, por eso fue aprendiendo a lo largo de los años.

El Prolana nace en 1994, y es financiado por la Ley 25.422, conocida como Ley Ovina, sancionada en 2001. Esa normativa es la que permite que el programa avance y planifique actividades.

Argentina tiene 10 provincias laneras, que tienen una coordinación cada una del Programa. “Se trabaja con los coordinadores provinciales, juntos tomando decisiones, pero además convocamos a las asociaciones de productores, las cooperativas, Senasa, INTA, empresas de esquila, y todo se decide en conjunto”, recalca Analía.

A nivel de organización de trabajo, hay dos tipos de reuniones. Las de los coordinadores, los representantes de las provincias. Allí se toman las decisiones más teóricas a partir del análisis de indicadores de zafra y otras estadísticas. Las reuniones técnicas apuntan más a la metodología de trabajo; por ejemplo, una nueva manera de esquila, o de acondicionamiento. Y los encuentros donde están todos los actores de la cadena productiva. 

“No podemos tomar decisiones solos porque después tenemos que trabajar todos juntos”, explica Analía, y resalta que esa sinergia que se forma es beneficiosa incluso en momentos complicados porque “atravesamos muchas alternativas políticas. En un momento estuvimos acéfalos, pero seguimos trabajando”. Y agrega: “Todo lo que se hace es en equipo con los compañeros y los productores también”, puntualiza.

La profesional señala que el Prolana brinda capacitaciones a los productores. Hace poco, en la Exposición Rural de Palermo, se organizó la muestra de una esquila patagónica. “Se llevaron animales y se hicieron las demostraciones. Esto permitió que la gente vea los servicios que se ofrecen que consisten en mejorar la zafra y la presentación del producto, para que la lana vaya la industria lo mejor posible, bien envasada y acondicionada de modo que el productor pueda pelear mejor el precio”.

"Todo lo que se hace es en equipo con los compañeros y los productores también"

Lo cotidiano se vuelve mágico

Desde San Antonio de Padua, en el oeste bonaerense, Analía viene a la Secretaría “menos los viernes, estoy haciendo un posgrado”. Si puede, pasa por el gimnasio, pero los días se le pasan volando. También le encantan los idiomas, especialmente el italiano.

Esa colaboración, esa ida y vuelta de los equipos en los que trabaja le genera mucha alegría. “Es muy lindo poder ayudar a los productores, a que vendan mejor. Ellos agradecen mucho, y eso me fue conquistando”.