ADN AgriculturaAR

Adriana Basualdo: Un recorrido por la vida y la tarea de personas que trabajan en la Comunidad y se desempeñan en todo el país

Adriana Basualdo viaja desde su casa a la oficina y, seguramente, en el fondo o asomando por alguna bocacalle, puede ver las sierras. Decidió cambiar de vida hace unos años al abandonar la gran ciudad y mudarse a Tandil, en donde cumple funciones para la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA) y para el área de Estimaciones y Delegaciones.
Licenciada en Ciencias de la Atmósfera de la UBA, Adriana asesora en temas de agrometeorología, que es su especialidad. “Monitoreo las condiciones atmosféricas que tienen impacto en el desarrollo de la producción agropecuaria”, explica.
“Yo empecé a partir del 2001 como consultora externa, trabajando con locaciones de obra, y a partir de 2013 de modo continuo en relación de dependencia. Estoy en el área de Estimaciones, en la delegación de Tandil, pero trabajo en su mayor parte para la Oficina de Riesgo Agropecuario. Vivo en Tandil desde 2004, es decir que me mudé antes de iniciar mi relación laboral directa con Agricultura”, cuenta Adriana.
Durante su jornada laboral Adriana consulta una gran cantidad de datos disponibles, a partir de los cuales realiza diagnósticos y previsiones, además de sostener los productos que se generan en las áreas en las que ella trabaja. “Mi trabajo es como en cualquier otro lado, delante de la computadora”, aclara.

“Los beneficios son los de cualquier ciudad del interior, que no tienen el desgaste que tiene Buenos Aires. Yo antes vivía en José León Suarez, en el conurbano bonaerense, y dedicaba mucho tiempo a desplazarme de casa a la oficina”, recuerda y agrega que la pandemia demostró se puede trabajar a distancia, y eso quedó instalado. Antes tenía que viajar a Buenos Aires dos veces por mes, ahora sólo lo hace una vez cada dos meses.
Además, a través del proyecto GIRSAR, Adriana recibió una beca para hacer el año pasado una especialización de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, en Comunicación Pública de la Ciencia y la Tecnología. “Me va a ser muy útil en mi trabajo”, se entusiasma.
Pero la meteorología no es todo. Adriana tiene por hobby la literatura. “Cuando tuve que elegir casi me defino a estudiar letras, pero al final me decidí por física, porque pensé que la escritura la podía seguir paralelamente”, cuenta.
Adriana publicó una novela, que apareció recientemente. Se llama la Federala. “Se desarrolla una parte en una ciudad rural y la otra en el Delta, y ahí la gente está muy vinculada al ambiente y al clima”. Lanzada en noviembre pasado por Editorial EME, se consigue en librerías independientes.
En su etapa de consultora privada Adriana trabajó para instituciones internacionales en Brasil, Paraguay, Bolivia y Republica Dominicana. “Esto me ayudó a conocer la ruralidad de diferentes regiones. Yo nunca viví en el campo, pero esas experiencias me dejaron material para la literatura”.
Además, Adriana produce un podcast con sus cuentos, narrados por distintas personas, actores y narradores. “Se llama La Hamaca Doble, y se puede escuchar en Spotify o en You Tube”.
Trabajar en Agricultura para Adriana implica compartir su conocimiento y la información que maneja. “Sentía la necesidad de apoyar la posibilidad de que otros actores dentro del sector agropecuario tengan acceso a la información que normalmente solo pueden pagar las grandes empresas. Me entusiasmó la posibilidad de armar en la Oficina de Riesgo Agropecuario un sistema de monitoreo y evaluación de riesgo de calidad y accesible al público en general”.